Son las 8am en San Petersburgo y no puedo dormir. Todavía se me quiere salir el corazón del pecho. Abro diario Marca y el titular lee “El Matagigantes está de regreso”…AS se asemeja con “Costa Rica tumba a la favorita”, y no puedo borrarme la sonrisa de ver fotos de un Neymar incrédulo a la par de un Bryan envuelto en llanto de felicidad luego del pitazo final. En Brasil deben estar todavía preguntándose qué diablos pasó…

Hace tan sólo 24 horas, nuestro país estaba, para variar; dividido. Por un lado estábamos los que creemos hasta el final, que cantamos y brincamos aún con el marcador y la marea en contra, y por otro lado…los que tiran la toalla al primer traspié, para luego celebrar en las buenas, escondiendo el serrucho en el closet hasta el próximo mundial. Podría hablar días de esas personas, pero prefiero enfocarme en esas con las que anoche celebré, las que le dieron la vuelta al mundo por ver un partido de fútbol, que celebraron a mi lado no sólo un triunfo, sino la validación de saber que la esperanza y la fe no son en vano, y qué más bien fueron causa de lo que muchos consideraban un milagro.

Abro Facebook y me inundan imágenes de una fuente de la Hispanidad con asistencia récord, una marea roja desde San Pedro hasta La Sabana…veo esas imágenes que sólo el fútbol convoca. Respiro y cierro los ojos y me transporto a diciembre del 2013. En aquellos días, éramos tres (los entonces originales de Subite al Chunche) los que decíamos que La Sele iba a llegar a cuartos tras el anuncio del “grupo de la muerte”. El resto, nos choteaba parejo de manera casi unánime. Luego llegó la hazaña mundialista e inyectó un nuevo grado de imaginación al país. Qué rápido parecemos haberlo olvidado, y creo que por eso se sintió tan rico ayer recibir una vez más esa inyección de imaginación tras ganarle a Brasil. Lo repito para que lo empecemos a digerir…ticos y ticas, anoche le ganamos al Brasil de Neymar, de Marcelo, de Coutinho. La Sele jugó con el corazón, con huevos, con alma. Y el destino les pagó con una vez más, poder firmar los archivos de las historias en primera persona.

Todavía estoy sin voz, me duelen las piernas de saltar. Qué partido más intenso, qué sufrido fue. Pero qué agradecido me siento de haberlo presenciado. Qué increíble como un equipo puede surgir cuando está contra las cuerdas, cuando quiere probarle a su pueblo que sí se puede. Celebro haber creído, al punto de manejar casi 10mil kms hasta Rusia. Celebro haber breteado en este proyecto dos años, y celebro no haber sucumbido ante la cobarde ola de chota y serruchapisismo que tristemente ya es maña cuando la cosa está cuesta arriba. Celebro venir de un país donde las estatuas serán de atletas, y no de generales. Celebro venir de este pueblo pequeño con grandes sueños. Sueños, que por obra del destino, se están cumpliendo en Rusia 2018. Sueños que hoy invaden las portadas de los periódicos del mundo, con incredulidad que ante nuestros ojos, siempre fue posibilidad.

Ahora sí Sele, a continuar la senda del triunfo. ¿Neymar quién? Que se venga Suiza. Nos vemos en Nizhni gente para celebrar el pase a octavos. #todoesposible #leganamosabrasil #losmilagrosuceden